MÉXICO- De nueva cuenta, Cotemar se erige como el epicentro de la negligencia que azota las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Campeche. La empresa privada, supuestamente encargada de preservar la integridad de la infraestructura petrolera, es la virtual responsable de la explosión en los ductos de gas registrada la semana pasada en Ciudad del Carmen.
Este incidente no es un accidente aislado, sino la consecuencia previsible de una omisión criminal: Cotemar embolsó recursos públicos astronómicos sin cumplir con sus obligaciones contractuales, poniendo en riesgo vidas, ecosistemas y la soberanía energética de México.
El contrato número 648234819, suscrito entre Pemex Exploración y Producción (PEP) y Cotemar S.A. de C.V., revela la magnitud del desfalco.
Pemex entregó directamente a Cotemar 13 mil 397 millones 130 mil 409.71 pesos, más 329 millones 612 mil 237.64 dólares —una suma que, convertida y totalizada, asciende a 19 mil 469 millones 724 mil 989 pesos en un solo convenio—.
Actividades explícitamente detalladas en el apartado “Objeto del contrato”: aplicación, reparación o sustitución de recubrimientos anticorrosivos en estructuras, tuberías, recipientes a presión, tanques de almacenamiento, paquetes, contenedores, equipos y boyas. Incluye limpieza mecánica, química, manual y abrasiva, entre otras tareas esenciales para prevenir catástrofes.
El documento, firmado el 22 de octubre de 2024, obliga a Cotemar a emprender estos trabajos correctivos a lo largo de 2025. Sin embargo, la realidad grita lo contrario.
La omisión flagrante de Cotemar en el mantenimiento propició el estallido de la línea “Omega” el pasado 6 de noviembre, a la altura del arribo playero del Centro de Proceso y Transporte de Gas en Atasta (CPTGA). La explosión no solo evacuó a decenas de trabajadores de las instalaciones en Atasta, sino que paralizó el tránsito en la carretera 180, exponiendo la vulnerabilidad de una región entera dependiente de Pemex.
Este no es un fallo técnico, sino un acto de irresponsabilidad corporativa que raya en lo delictivo. Cotemar, con sus 31 subcontratos distribuidos para acciones en la Sonda de Campeche, ha envuelto todo en un manto de opacidad.
Todos estos subcontratos fueron clasificados como “reservados” o “clasificados”, impidiendo que los ciudadanos accedan a informes de actividades o proyectos.
¿QUIÉN AVALÓ ESTA CORTINA DE HUMO?
Gabriela del Olmo Albarrán, de la Gerencia de Contrataciones para Mantenimiento, Confiabilidad y Logística Marina de Pemex. Los firmantes: Javier Núñez López por PEP, y el recurrente Francisco Javier Talamas Dieck por Cotemar.
En un país donde Pemex representa no solo una empresa, sino el pulso económico nacional, tolerar esta connivencia es traicionar a los mexicanos. Cotemar no es un proveedor; es un parásito que succiona miles de millones mientras la infraestructura se desmorona, los trabajadores arriesgan sus vidas y los ecosistemas marinos de Campeche pagan el precio.
Exigimos auditorías independientes, cancelación inmediata del contrato y sanciones penales. Pemex debe recuperar cada peso malgastado y priorizar la seguridad sobre los intereses privados. Basta de negligencia disfrazada de negocio: Cotemar debe rendir cuentas, o México seguirá explotando… literal y figuradamente.

