Un soplo de esperanza —y una inversión de 2.29 millones de pesos— llegó a la comunidad pesquera de Isla Arena, Calkiní, una zona que lucha constantemente contra la depredación ilegal y la precariedad de sus equipos. Tras meses de denuncias, al menos 43 pescadores recibieron apoyos, convertidos en kits de emergencia, avituallamiento, reparaciones lo que incluyó la sustitución de siete motores fuera de borda que devolverán la seguridad y productividad al trabajo en el mar.
El reparto se realizó en la cancha techada del poblado, donde las manos curtidas de los hombres del mar esperaban, más que discursos, soluciones. Siete de ellos —matriculados oficialmente por primera vez— fueron incluidos en los beneficios, un hecho inédito que marcó la jornada. Así lo informó Edward Ceballos, titular del Instituto de Pesca y Acuacultura (INPESCA).
Lo más importante fue la sustitución de 7 motores fuera de borda, pues esto no es un lujo, sino la garantía de que una jornada termine sin quedarse a la deriva o perder una captura vital. Además recibieron 16 kits de emergencia como equipos salvavidas, 15 apoyos para mantenimiento y reparación de motores, así como 5 apoyos para avituallamiento de embarcaciones.
La inversión se enfocó en herramientas vitales que impactan directamente en la seguridad y en la capacidad de trabajo de quienes dependen del mar, sobre todo en una comunidad que basa su sustento en la codiciada pesca de especies como el pulpo maya. Esto se realizó en un contexto donde los pescadores artesanales han estado alzando la voz y hoy reciben una mano amiga.
El director reiteró que, por primera vez estos beneficios alcanzan a pescadores matriculados que antes eran excluidos de cualquier tipo de ayuda, un detalle que da un giro a la histórica queja sobre la falta de actualización y justicia en los padrones. Además, recordó que los apoyos continuarán para la seguridad alimentaria de la región y para la supervivencia de la pesca local.
