CAMPECHE, CAMP. La noche en la Concha Acústica “Héctor Pérez Martínez” no fue de discursos ni desfiles, sino de aplausos largos, de lágrimas contenidas y de un público que coreaba cada nota con el corazón. La Banda Sinfónica y el Mariachi de la Secretaría de Marina Armada de México ofrecieron un concierto conmemorativo que no solo recordó la Gesta Heroica de Pedro Sáinz de Baranda, sino que también devolvió a los campechanos la emoción de sentirse parte de una historia viva.
“La Banda Sinfónica y el Mariachi de la Secretaría de Marina nos regalaron un concierto que tocó fibras profundas del corazón campechano”, escribió después la gobernadora Layda Sansores, en un mensaje que condensó el sentimiento general de la noche: la certeza de que también se sirve a la patria con arte, con pasión y con alma.
Desde los primeros acordes del “Tema de la lista de Schindler”, interpretado con una precisión estremecedora, hasta la intensidad del “Huapango” de Moncayo, el aire se llenó de un sentimiento que iba más allá del patriotismo: era identidad.
Las familias llegaron desde temprano, muchas con niños en brazos, y ocuparon cada rincón de la explanada mientras el mariachi afinaba sus instrumentos y la banda sinfónica desplegaba su elegancia marcial.
El repertorio fue un viaje por la memoria y la emoción: de Guty Cárdenas a Paganini, de “Caminante del Mayab” a “México en la piel”. Cada pieza fue recibida con vítores y un aplauso colectivo que retumbó entre los muros del malecón. Pero el momento culminante llegó con el popurrí “La Novia del Mar”, interpretado por ambas agrupaciones entre luces tricolores y un público que, de pie, acompañó el cierre con orgullo y nostalgia.
El concierto —más que un acto oficial— se sintió como una celebración de lo que une a Campeche con el mar y con su historia. Bajo las estrellas, la música de la Marina se volvió lenguaje común: un puente entre generaciones, un eco del México que resiste y se reinventa con arte.
