CAMPECHE, CAMP. Entre el polvo y la vegetación de Campeche, arqueólogos trazan cada línea y cada punto con precisión milimétrica. Los mapas modernos que utilizan en las zonas arqueológicas Dzehkabtún y Santa Rosa Xtampak no son simples planos, son herramientas que permiten salvar edificios mayas enteros, documentar cada hallazgo y abrir estas zonas a la curiosidad del mundo sin ponerlas en riesgo.
“La consolidación de estructuras requiere conocer cada muro, cada jamba, antes de mover una piedra”, explica Iken Paap, arqueóloga del Instituto Iberoamericano de Alemania. Gracias a los mapas 3D y al trabajo de campo, los investigadores corrigen errores históricos, ubicando con exactitud edificios y sectores habitacionales que antes se interpretaban mal.
Pese a estos hallazgos, los especialistas insisten en que la historia completa de ambas ciudades sigue sin conocerse.
Adriana Velázquez Morlet, directora del INAH, coincide en que los trabajos en estos sitios apenas comienzan a desentrañar la vida y organización de estas ciudades mayas. El beneficio va más allá de la academia, se protege el patrimonio histórico, asegurando que estas construcciones sobrevivan para que todos puedan conocerlas y estudiarlas.
La investigación se vuelve más confiable, porque los hallazgos se localizan con precisión y se pueden comparar con otros sitios arqueológicos. Además, se potencia el turismo cultural y educativo, ya que las zonas consolidadas y bien documentadas se pueden visitar sin riesgo, generando ingresos para la economía local y reforzando a Campeche como un epicentro de la arqueología maya.
Cada trazo en el mapa, cada excavación planeada, es un paso para mantener viva la historia de la civilización maya, mostrando cómo la ciencia y la conservación pueden ir de la mano para beneficio de todos.
