El sociólogo Óscar Pérez Baxin, en entrevista con Grupo Cantón, afirma que “cada día va aumentando el riesgo de los retos para que te puedan ver y ser aceptados”. Publicar, editar y compartir se ha vuelto parte del proceso de autodefinición. Para muchos, la cámara del celular es un espejo que devuelve una imagen moldeada por la aprobación ajena.
Jóvenes que se sienten atrapados entre la necesidad de mostrarse auténticos y el miedo a no cumplir con los estándares estéticos o de éxito que la red impone.
BAJO LA MIRADA COLECTIVA
Lo que antes era una etapa natural de exploración personal, hoy en su mayoría, se desarrolla bajo la mirada colectiva de un público que juzga, comenta y califica.
La presión por mantener una “vida perfecta” en línea puede generar una sensación de agotamiento emocional. La construcción de una identidad digital implica tiempo, energía y una constante vigilancia sobre la propia imagen.
Cada foto, cada historia o video representa una pequeña parte del “yo virtual”, que muchas veces termina por opacar al “yo real”.
VALIDACIÓN VS AUTENTICIDAD
Así, la identidad de los jóvenes se vuelve una especie de vitrina donde lo importante no siempre es quién se es, sino cómo se es percibido.
Entre filtros, hashtags y números, muchos terminan busc a n d o v a l i d a c i ó n m á s q u e autenticidad.
