CAMPECHE, CAMP. Lágrimas, salvas, uniformes y el aroma a incienso se fundieron en el aire la tarde de ayer, en el último adiós para Uriel Román Cu Pech, de 32 años. Una marea de elementos, amigos y el llanto contenido de la familia dieron el último y desgarrador “hasta siempre” al elemento de la Guardia Nacional, quien fue sepultado con honores en el Panteón Jardines del Ángel en la capital.
El joven de la nación, originario de Pomuch, Hecelchakán, fue despedido con la solemnidad que merecen los caídos en el cumplimiento de deber, tras ser asesinado arteramente en un ataque al estilo sicario en Celaya, Guanajuato el pasado 11 de octubre.
Su nombre ya está grabado no solo en la historia del 29/o Batallón de la Guardia Nacional, sino en el corazón de su comunidad, que lo despidió con respeto, gratitud y profundo pesar.
El cuerpo del soldado había arribado vía aérea la noche del domingo a la capital, desde Guanajuato, sumergiendo a sus seres queridos en un dolor que se hizo palpable en la velación matutina.
A las 12:00 horas, la Funeraria fue testigo de una emotiva misa, un espacio de oraciones y despedidas donde el dolor se mezcló con el orgullo.
Compañeros de corporación, con el rostro endurecido por la pérdida, se unieron a familiares, amigos y ciudadanos para ofrecer el último rezo por el joven que entregó su vida a la Patria. A las 13:00 horas, el cortejo fúnebre avanzó hacia el Panteón Jardines del Ángel. Allí, en un solemne acto, se realizaron los honores militares correspondientes.
La Guardia Nacional rindió tributo a su destacado elemento, marcando con firmeza el final de una vida dedicada al servicio, mientras el doloroso adiós resonaba en cada toque de silencio.
