No fue un rumor ni un linchamiento: fue un consenso medido con precisión. Cuatro encuestas distintas —Polister, El Financiero, Enkoll y México Elige— coinciden en una conclusión sin matices: Adán Augusto López Hernández debe quedarse fuera de la política.
El tabasqueño que un día fue símbolo de la lealtad obradorista se convirtió, según los datos, en un caso de desgaste nacional.
Los números son demoledores.
Ocho de cada diez mexicanos quieren que deje el Senado; más de la mitad mantiene una opinión negativa sobre él; menos del 40% lo identifica por nombre y rostro; y apenas 0.6 por ciento lo imagina en una futura contienda presidencial. Distintas metodologías, mismo resultado: la confianza pública en Adán se agotó.
En Tabasco, donde su apellido fue sinónimo de poder, la noticia se leyó como un epitafio político. En la Ciudad de México, como una confirmación técnica de su caída. Y en las redes sociales, el dato se convirtió en una frase de sentencia viral: “Mexicanos quieren a Adán fuera”.
COINCIDEN ENCUESTAS
No fue una encuesta aislada. Entre septiembre y octubre de 2025 cuatro mediciones nacionales de opinión pública dibujaron la misma silueta de repudio. La primera, elaborada por Polister y publicada por Aristegui Noticias, reveló que 79.35 por ciento de los mexicanos exige que Adán se separe del Senado: 41.4 por ciento pide su salida definitiva y 37.9 por ciento su separación temporal. Solo 5.6% cree que debe seguir.
El hallazgo fue doblemente corrosivo porque el rechazo no vino solo de la oposición. Entre los simpatizantes de Morena, 56 por ciento considera que debe apartarse y 17 por ciento exige su renuncia.
La segunda señal vino desde El Financiero, que documentó el deterioro sostenido de su imagen. Su opinión negativa alcanzó 53 por ciento, el doble que hace dos años, y lo colocó entre los políticos más impopulares del país.
RECHAZO TRANSVERSAL
Enkoll para El País y W Radio reveló que Adán se encuentra entre los políticos menos identificados del país: menos del 40% de los encuestados lo reconoce por nombre o rostro. En el país que lo vio recorrer cada estado, hoy es un desconocido. El olvido es más duro que la derrota: implica no solo perder el poder, sino también la memoria colectiva.
Y México Elige terminó de cerrar el círculo. En escenarios rumbo a 2030, apenas 0.6 por ciento de los simpatizantes de Morena lo menciona como presidenciable.

