MÉXICO- Los comerciantes ambulantes, aprovecharon el Primer Informe de la presidenta Claudia Sheinbam Pardo, para vender sus recuerdos. En la calle de Madero , bajo un toldo azul desteñido por el sol, se despliega un mosaico de memorias tejidas, pintadas y cosidas a mano.
Es el puesto de Doña Tere, una mujer de rostro curtido y manos ágiles, que vende los “recuerdos de Clauditas”.
No hay letreros ostentosos, solo un murmullo constante de transeúntes y el aroma a elote hervido que se cuela desde el puesto vecino.
Aquí, en este rincón de la ciudad, la memoria de Claudia, esa figura que aún resuena en los corazones de muchos, se convierte en objetos tangibles, en pequeños fragmentos de nostalgia a precio de mercado.”¡Pásele, joven, llévese un recuerdito de Clauditas!”, grita Doña Tere con una sonrisa que mezcla orgullo y resignación.
Sobre una mesa improvisada con tablones y una sábana blanca, se alinean los tesoros: llaveros a 10 pesos, brillando bajo el sol con el rostro sonriente de Claudia estampado en plástico; stickers a 5 pesos, pequeños y coloridos, listos para decorar termos o libretas; pinturas a 40 pesos, retratos hechos con pinceladas torpes pero sinceras,
