CAMPECHE. Desde las seis de la mañana, el barrio de San Román se convirtió en un hervidero de fe. El repique de campanas, las mañanitas y el murmullo de plegarias dieron inicio a la jornada de clausura de las fiestas patronales en honor al Cristo Negro, Señor de San Román, que este 2025 cumple 460 años de haber llegado a tierras campechanas.
Durante un recorrido por CAMPECHE HOY, pudo comprobar que el lugar estalló de jubiló por la presencia de cientos de personas de diversas partes del estado. Y es que los pasillos del templo no tardaron en llenarse. Familias enteras llegaron y hasta de otros estados, como Yucatán, donde peregrinos de Tixkokob participaron en la primera misa.
A mediodía, el turno fue para el gremio de colaboradores, y conforme avanzaba la tarde, gremios tradicionales como pescadores, panaderos, ferrocarrileros, artesanos, maestros, abastecedores, y señoras se sumaban con ofrendas, plegarias y cantos, contribuyendo a la organización y el ambiente festivo.
El aire olía a flores y cera derretida. Entre la multitud, algunos alzaban las manos en señal de súplica, otros se arrodillaban. En las bancas había mujeres embarazadas con velas encendidas, niños cargando ramilletes para ser bendecidos, jóvenes cantando y adultos mayores que, pese al esfuerzo, no faltaron a la cita. Cada gesto reflejaba la fe viva de un pueblo que, en tiempos de enfermedad, problemas o incertidumbre, se aferra a la esperanza de un milagro.
