CAMPECHE. Entre el verde intenso de hojas y el aroma terroso de la tierra, los jardines etnobiológicos de Campeche cobran vida. No son solo plantas; son historias, saberes y tradiciones que durante décadas estuvieron confinadas a las comunidades mayas y que ahora cualquiera puede explorar y comprender.
William Cetzal Ix, investigador del laboratorio de Agroecosistemas y Conservación de la Biodiversidad del Instituto Tecnológico de Chiná consolidó 32 jardines etnobiológicos, transformando lo que antes eran simples colecciones botánicas en reservorios de conocimiento ancestral.
Por lo que está liderando este proyecto que busca documentar y visibilizar el saber tradicional de las comunidades mayas del norte de Campeche. Esto en los jardines etnobiológicos de diversas localidades de Campeche, integrados a la red nacional de jardines del Instituto Tecnológico de Chiná.
El proyecto arrancó hace cinco años, y tras una etapa de consolidación, las colecciones ya muestran un registro completo del uso cultural de las plantas. “Lo que hacemos con esto es integrar todo el conocimiento que posiblemente se encuentra disperso en muchas comunidades en un jardín”, explica Cetzal Ix.
Así, el público general puede conocer de cerca cómo se elaboran productos artesanales con palma de jipi o cestería con guano, o cómo se utilizan ciertas plantas para hacer petates. Más que un jardín, se trata de un puente entre tradición y educación, cultura y biodiversidad. Estos jardines no solo conservan plantas; conservan la memoria viva de una cultura.

