CDMX –La oposición mexicana, encabezada por figuras como Alejandro Moreno, “Alito”, ha tocado fondo en su afán por desacreditar al gobierno de Claudia Sheinbaum. Sus recientes declaraciones en Washington, acusando al gobierno mexicano de vínculos con el narcotráfico, no solo son una calumnia sin sustento, sino un acto de traición al interés nacional.
Mientras la presidenta lograba un acuerdo de cooperación con Estados Unidos, basado en respeto mutuo y soberanía, “Alito” y sus aliados, como Roberto Gil Zuarth, se dedicaban a esparcir mentiras en medios extranjeros, buscando que a México le vaya mal para alimentar sus ambiciones políticas.
Sheinbaum, con contundencia, calificó estas críticas como “ridículas”. Durante su reunión con Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, México fue reconocido por sus avances en seguridad y cooperación bilateral, desmontando el “teatrito” de la oposición.
Lejos de ser “acorralada”, como algunos comentócratas sugerían, la presidenta consolidó un programa que fortalece la lucha contra la delincuencia organizada sin comprometer la soberanía.
Las acusaciones de “narcopresidenta” y las campañas de desprestigio, promovidas por un reducido grupo de conservadores, se estrellaron contra la realidad de un diálogo cordial y efectivo con Washington.

