MÉXICO.- La presidenta Claudia Sheinbaum ha salido en defensa de Petróleos Mexicanos (Pemex), afirmando que la empresa no solo es rentable, sino que tiene un potencial energético y de atracción de inversión extranjera que puede posicionarla como pilar de la economía nacional.
Sin embargo, el gran obstáculo que ha enfrentado, según la mandataria, es la pesada deuda heredada de los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Esta carga financiera, resultado de gestiones que priorizaron el desmantelamiento de la paraestatal en favor de intereses privados, llevó a Pemex a un estado de fragilidad que aún hoy limita su capacidad para generar ganancias robustas.
La declaración de Sheinbaum no solo es un diagnóstico, sino un llamado a revalorar el papel estratégico de Pemex en el proyecto de nación.
La narrativa oficial apunta a un cambio de rumbo iniciado en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien, según la presidenta, logró reducir la deuda de Pemex y sentar las bases para su recuperación.
Este esfuerzo, aunque significativo, no ha sido suficiente para revertir décadas de saqueo y malas decisiones. Sheinbaum ha trazado una meta clara: continuar disminuyendo la deuda hasta 2030, fortaleciendo la viabilidad financiera de la empresa.

