CAMPECHE, CAMP. Hace unos meses, la parroquia de San Luis Obispo en Calkiní sufrió la caída de 19 metros de su techo, de un total de 36, el pasado 29 de diciembre de 2024. Hoy, a casi ocho meses, los trabajos para levantarlo ya son visibles. Polvo y piedras se mezclan con cintas rojas que delimitan las zonas de riesgo, mientras camiones levantan escombros y estructuras temporales se preparan para el colado del nuevo techo.
Tal y como comentó el administrador diocesano Marcos a CAMPECHE HOY, y como también señaló el padre Fernando Manzo Barajas, ya es evidente que los trabajadores del INAH comenzaron a juntar escombros y preparar el colado del techo para levantar pronto el nuevo techo.
Los obreros, con chalecos naranjas, cascos y botas, trabajan separando piedras y materiales que podrían reutilizarse, y sobre el borde del techo se ven de tres a seis trabajadores dando duro sobre la estructura del colado y protegiendo el campanario.
OBREROS EN ACCIÓN
El movimiento de herramientas, carretillas y grúas de gran tamaño hace que el polvo se levante constantemente. Por precaución, los fieles no se acercan a la zona de trabajo, que está claramente delimitada, y se nota que los trabajadores avanzan con cuidado, paso a paso, levantando escombros y asegurando que cada material pueda tener un segundo uso en el nuevo techo.
A través de sus redes sociales, el padre Fernando informó que los alrededores están restringidos para los feligreses. El acceso al estacionamiento ahora es por la parte de atrás del Ayuntamiento, llegando a la Plaza del Maestro, un patio habilitado para misas y actividades mientras duren los trabajos.
“Bendito Dios no se han detenido los trabajos y la grúa de grandes dimensiones está cargando el material al interior, por eso delimitamos la zona del estacionamiento”, explicó.
“Suplicamos la comprensión de fieles, pues no se puede atravesar el estacionamiento caminando, hay que rodear, pues los trabajos seguirán. Los trabajadores están de día y noche, pues se quiere avanzar en la obra de reconstrucción”, reiteró.
Aunque los trabajos avanzan de manera lenta, es evidente que siguen progresando, lo que es una buena señal para los feligreses, pronto podrán regresar a su parroquia para retomar sus actividades religiosas habituales.
