CAMPECHE.- Entre el susurro de los árboles milenarios y el aroma húmedo de la selva, los gobiernos de Guatemala, México y Belice sellaron un compromiso histórico: proteger la Gran Selva Maya y transformarla en un modelo de desarrollo sostenible que genere bienestar real para las comunidades locales, respetando sus raíces y prácticas ancestrales.
En el corazón de Calakmul, los presidentes Bernardo Arévalo de León, Claudia Sheinbaum y el Primer Ministro de Belice, Johny Briceño, firmaron la declaración de la Gran Selva Maya, un acuerdo que marca un antes y un después en la conservación de este tesoro natural y cultural.
“El exuberante manto de la selva ha cobijado el desarrollo de la civilización maya y protegido uno de los ecosistemas más ricos del planeta; de ella tenemos murales, vasijas y textos que cuentan la complejidad de nuestras antiguas sociedades”, reiteró el Presidente de Guatemala.
“El futuro de nuestros pueblos pasa por proteger la Gran Selva Maya; al hacerlo, protegemos la vida, la diversidad y honramos nuestra historia para garantizar un futuro sostenible”, afirmó Arévalo de León, mientras la luz del sol se filtraba entre la fronda, iluminando la majestuosidad de los árboles y recordando la herencia de quienes caminaron estos senderos antes que nosotros.
La iniciativa invita a las comunidades de los tres países a participar activamente en la conservación y en el uso responsable de la selva, promoviendo un desarrollo que respete sus tradiciones y conocimientos ancestrales.
La creación de un Consejo de Autoridades de Protección, integrado por representantes de Guatemala, México y Belice, contará además con el respaldo de organizaciones ambientales, académicas y del sector empresarial, en un esfuerzo por equilibrar la preservación de la naturaleza con el bienestar social.
Con este acuerdo, los tres países demuestran que proteger la selva y la cultura indígena no es solo un acto de responsabilidad ambiental: es una apuesta por la vida, la diversidad y la historia compartida, un gesto que busca honrar el pasado mientras se garantiza un futuro donde la Gran Selva Maya siga siendo fuente de vida y orgullo para las generaciones venideras.
