CDMX. El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), encabezado por Ricardo Aldana Prieto, enfrenta nuevas acusaciones de nepotismo y corrupción que empañan los esfuerzos de la Cuarta Transformación por limpiar las instituciones.
Según denuncias, familiares del exlíder sindical Carlos Romero Deschamps ocupan posiciones estratégicas en Petróleos Mexicanos (Pemex), con contratos que garantizan empleo hasta el año 2999 y salarios elevados, muchos de ellos sin desempeñar labores reales.
Esta situación perpetúa un sistema de privilegios que contradice los principios de austeridad y transparencia que promueve el gobierno de MORENA, dejando en evidencia la resistencia al cambio dentro de una de las organizaciones sindicales más influyentes del país.
FAMILIARES EN NÓMINA
Según una investigación, la hermana de Romero Deschamps, María Esther Romero Deschamps, ocupa dos plazas como supervisora de sistemas administrativos en Pemex Corporativo, con un salario mensual de 19 mil 99.20 pesos por cada una.
SOBRINOS CON ALTOS INGRESOS
Ana Luisa y Héctor Aguinaco Romero, sobrinos del exlíder, perciben 94 mil 559 y 83 mil 327 pesos mensuales, respectivamente, en roles que levantan sospechas de aviadores.
OTROS PARIENTES BENEFICIADOS
Familiares como Guadalupe Lidia Durán Lima (cuñada, 19 mil 688 pesos), Álvaro Durán Lima (cuñado, 17 mil 768 pesos), y Víctor y Victoria Deschamps Durán (sobrinos, con salarios entre 13 mil 620.80 y 18 mil 508 pesos) figuran en la nómina, junto con Armida, Ricardo, Roberto González Romero, Nora Estela y Silvia Deschamps Contreras.
CONTRATOS CUESTIONABLES
Los contratos de estos familiares, muchos en la sección 24 del STPRM, se extienden hasta el año 2999, garantizando empleo y prestaciones sin evidencia clara de sus labores.
PASADO QUE PERSISTE
Aldana Prieto, ligado al escándalo del Pemexgate y cercano a Romero Deschamps, parece mantener intactas las prácticas de favoritismo que han dañado la credibilidad del sindicato y de Pemex.
Estas revelaciones, difundidas en redes sociales y respaldadas por reportes periodísticos, generan un dilema para el gobierno de Claudia Sheinbaum: ¿cómo avanzar en la lucha contra la corrupción cuando las viejas prácticas sindicales persisten bajo el amparo de figuras como Aldana?
La promesa de transformación exige acciones concretas para desmantelar estas redes de privilegios, o de lo contrario, la narrativa de cambio quedará en entredicho frente a los trabajadores petroleros y la ciudadanía
