CAMPECHE. Sentada sobre unas rocas al borde del malecón, en la avenida Costera del Golfo, “La Novia del Mar” observa el horizonte como si esperara algo… o a alguien. Su figura de bronce, con el cabello al viento y la mirada firme, es parte del paisaje diario de los campechanos, pero pocos conocen la historia detrás de esa mujer que parece suspendida entre la esperanza y la eternidad.
Cuentan que hace muchos años, en la ciudad amurallada, vivía una joven de belleza tan serena que enamoró al mar. Ella solía caminar por la costa, admirando los barcos que llegaban de tierras lejanas. El mar, fascinado, la acariciaba con brisas suaves y olas doradas al atardecer, hasta que un día, la joven conoció a un marinero y se enamoró perdidamente.
El mar, celoso, sintió que la perdía. Ya no recibía sonrisas ni caminatas. Cuando el marinero zarpó con la promesa de volver, el mar, herido, desató una tormenta furiosa. Nadie supo más del navío. Y desde entonces, la joven volvió cada tarde al mismo sitio, con la vista perdida en la inmensidad, esperando un regreso que nunca llegó.
Creada por la escultora Mara Lavalle en 1987 y inaugurada en 1990, la obra está hecha en bronce y es el eco de esa leyenda. Es la figura que representa a todas esas mujeres que, a lo largo de los siglos, miraron el mar con fe y angustia, esperando noticias de sus maridos, hijos o hermanos pescadores.
