MÉXICO.- Hay silencios que hieren más que cualquier llanto. En 2025, 14.5 millones de niños en el mundo viven sin haber recibido una sola vacuna, según el informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF.
No hay lágrimas en las estadísticas, pero sí un eco de urgencia que resuena desde los rincones más vulnerables del planeta, donde la inequidad sanitaria condena a millones de infantes a un riesgo evitable.
Estos “niños cero dosis”, como los define la OMS, no han recibido ni la primera dosis de la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina), quedando desprotegidos ante enfermedades prevenibles que pueden ser mortales o dejar secuelas permanentes.
La cifra, que se ha mantenido estancada entre 2023 y 2025, es un recordatorio crudo de que los avances en inmunización infantil tras la pandemia de covid-19 han sido insuficientes y desiguales.
Un “niño cero dosis” no es solo un término técnico: es una vida expuesta. Sin acceso a vacunas esenciales contra el sarampión, la polio, la hepatitis B o el tétanos, estos menores enfrentan un riesgo directo de muerte o discapacidad, además de contribuir a brotes que amenazan comunidades enteras.
La OMS subraya que estas vacunas no solo salvan vidas, sino que son un pilar para la salud pública global, al prevenir la reemergencia de enfermedades controladas.
La mayoría de estos 14.5 millones de niños viven en 20 países de ingresos bajos y medianos, con Nigeria, India, República Democrática del Congo, Etiopía y Pakistán a la cabeza. En estas naciones, los obstáculos son tan complejos como persistentes: conflictos armados que desplazan poblaciones, pobreza extrema que limita el acceso a servicios de salud, sistemas logísticos colapsados y una creciente desinformación que alimenta la desconfianza hacia las vacunas.
Aunque el mundo pareció despertar a la importancia de la inmunización durante la pandemia, los datos revelan una verdad incómoda: la cobertura global de vacunación infantil no ha mejorado significativamente.
