El Instituto de Cultura y Artes del Estado de Campeche anuncia la presentación de la pieza escénica “Un lugar olvidado por Dios que sigue bailando y riendo”, una propuesta conmovedora que entrelaza la intimidad de una búsqueda personal con la devastación ecológica y espiritual que marca a nuestro tiempo.
La cita es el 8, 13, 14 y 15 de junio de 2025, a las 19:00 horas, en el teatro Juan de la Cabada.
La obra es beneficiaria del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) 2024 y es dirigida, escrita y protagonizada por Mariana Mendoza, joven creadora que asume un triple desafío artístico con notable valentía y lucidez. La acompañan el dramaturgista Josué Maychi, la asistente de dirección Rebeca Trejo, la coreógrafa Celina López Barrera y la prestigiosa diseñadora de iluminación Esperanza Gracia.
Esta puesta en escena emerge de un proceso de creación que se ha extendido por ocho intensos meses: un tránsito que inició como un primer estallido intuitivo del texto y que lentamente fue encontrando forma, ritmo y voz a través de una investigación rigurosa, un trabajo físico de laboratorio y un constante retorno al texto. El resultado es una obra de 50 minutos de duración que no teme al desgarro ni a la incomodidad, que busca provocar, mover, conmover.
Desde su dramaturgia, Un lugar olvidado por Dios… nos enfrenta con un personaje desgarrado por la pérdida y el sinsentido, una mujer que no solo ha sido despojada de su casa física, sino también de su lugar en el mundo, de sus certezas y de sus vínculos. La historia personal de la protagonista se entrelaza con la historia del despojo de la Selva Maya, estableciendo un paralelismo poderoso entre la violencia sobre el territorio y la violencia sobre el cuerpo y la subjetividad.
Como señala el dramaturgista Josué Maychi El texto, posee una fuerza poética notable y un compromiso ético sin concesiones. Su fuerza no reside sólo en la denuncia, sino en la forma en que construye un tejido entre lo íntimo y lo colectivo, entre la herida del personaje y la herida de un entorno que ha sido sistemáticamente violentado. Para Mendoza, esta obra nace de la necesidad de confrontarse consigo misma y con el mundo, y es precisamente esa honestidad lo que le otorga su potencia transformadora.
Por su parte, Trejo destaca el carácter arriesgado del proyecto: “Es una propuesta que se atreve a decir lo que muchos callan. Mariana no solo escribe, dirige y actúa, también se expone emocionalmente, se entrega por completo, y eso se nota en cada escena”.
La coreografía de Celina López y la iluminación de Esperanza Gracia acompañan este viaje emocional con sensibilidad y precisión, aportando al lenguaje escénico capas de significado que dialogan con el cuerpo, el texto y el espacio.
En un contexto escénico local en el que escasean propuestas de esta profundidad y riesgo, “Un lugar olvidado por Dios que sigue bailando y riendo” se erige como un hito que merece ser visto, pensado y discutido. No solo por su calidad estética, sino por la urgencia de sus preguntas: ¿Qué lugar habitamos cuando el hogar ha sido arrebatado? ¿Dónde buscar sentido cuando incluso la fe ha dejado de ser refugio? ¿Cómo seguir bailando, cómo seguir riendo, en medio del desastre?
Más que una obra, esta puesta en escena es una herida abierta y luminosa. Un espejo incómodo. Un llamado.
