CAMPECHE, CAMP. La cancha está lista. Los niños ya corren sobre el concreto nuevo, el eco de los balones retumba entre las risas y los árboles que custodian a Chunkanán, una comunidad donde el olvido solía ser la regla. Pero esta vez, algo cambió: llegaron los apoyos, llegaron las manos y, sobre todo, llegaron a cumplir lo prometido.
Antonio Jiménez, presidente del Congreso del Estado, dio a conocer que, realizó una importante visita, cargó cajas de medicamentos, estrechó manos y escuchó con atención. En medio del calor y las historias de carencia, se dio tiempo para compartir una frase que, más que discurso, fue reflejo de lo vivido: “Cuando la voz, la escucha y las voluntades se abrazan, suceden cosas hermosas”.
Chunkanán no solo estrenó una cancha deportiva; también recibió atención médica para sus clínicas rurales, insumos del cuadro básico, reparación del tablero de basquetbol y mantenimiento al pozo de agua potable.
Incluso la comunidad vecina de Dzodzil fue incluida en la jornada de bienestar. Esta acción forma parte del programa Congreso Humano, un modelo de atención que busca construir puentes entre la ciudadanía y el poder legislativo.
Pero más allá de los anuncios, lo que quedó fue el gesto humano. Familias que ahora pueden acceder a medicamentos sin recorrer kilómetros, jóvenes que por fin tienen un espacio digno donde jugar y un Congreso que no solo va, sino que regresa, escucha y actúa.
Jiménez agradeció a la gobernadora Layda Sansores y al equipo de Obras Públicas por materializar este proyecto que parecía lejano. “Nunca más un Congreso alejado de la gente”, dijo con firmeza. Y esa declaración no se quedó en el aire. Las obras, las medicinas y el agua potable fueron prueba tangible de que las palabras se pueden transformar en acciones concretas.
