CAMPECHE, CAMP. El reloj apenas marcaba el inicio del día escolar cuando sonaron los gritos que nadie quiere escuchar, pero todos deben conocer: “¡Fuego!”. En solo 2 minutos y 56 segundos, 256 alumnos y 50 trabajadores del Colegio de Chavitos dejaron atrás salones, cuadernos y pizarras para evacuar el edificio ante un simulado incendio en la dirección general. No era real, pero la lección sí lo fue.
Ante esto, Marina González, encargada suplente del edificio, manifestó que, esto fue importante pues es vital que niños aprendan que hacer si un día sucede de verdad una emergencia de incendio.
El edificio uno primero, luego el dos. Salida en orden, sin carreras, pero con urgencia. Fue una operación completa de Protección Civil, con bomberos, Cruz Roja y personal docente ejecutando con precisión lo que por ley —y sentido común— deben practicar con frecuencia: cómo salvar vidas sin perder la cabeza.
“Fue un simulacro externo. Nosotros, cada determinado tiempo, lo realizamos conforme a la normatividad. Es vital que nuestros niños aprendan qué hacer si un día sucede de verdad”, explicó la encargada.
Pero como toda buena historia, no faltaron los imprevistos. En medio del ejercicio, dos casos hipotéticos surgieron para poner a prueba también los protocolos médicos: una adolescente de secundaria sufrió un esguince al evacuar, y una niña de preescolar comenzó a quejarse de dolor estomacal.
