CAMPECHE, CAMP. Detrás de cada hamaca tejida y cada figura tallada en madera hay una historia que no siempre comienza en libertad. Este viernes, los pasillos del Tribunal Superior de Justicia del Estado se convirtieron en vitrina de esperanza para quienes cumplen una condena: personas privadas de su libertad exhibieron y vendieron sus artesanías, no sólo como una muestra de talento, sino como un acto de dignidad y supervivencia.
“El objetivo es apoyarles para que puedan comercializar sus productos, tener un recurso adicional y ayudar a sus familias”, explicó el subsecretario del Sistema Penitenciario, Javier Herrera Valles, al hablar del espacio que por dos días será ocupado por trabajos hechos por manos que, aunque tras las rejas, siguen creando.
El bazar no fue un experimento ni una actividad aislada. De hecho, forma parte de una estrategia que busca ampliar el alcance de estas exposiciones, llevándolas a diferentes instituciones. “Ya hemos estado participando con la Secretaría de Economía, también con el Consejo Coordinador Empresarial, quienes nos han abierto espacios”, comentó el funcionario.
Las piezas que se venden son más que adornos o curiosidades. Son hamacas, figuras, objetos decorativos… todos elaborados con técnicas que, en muchos casos, aprendieron dentro del propio penal.
