. La Jefa del Ejecutivo Federal, Claudia Sheinbaum, rechazó de manera contundente la decisión del Gobierno de Estados Unidos de suspender, por 15 días, la importación de ganado vivo desde México, bajo el argumento de prevenir un brote del gusano barrenador.
La mandataria cuestionó los motivos detrás de la medida al recordar que ya hubo un cierre previo con diálogo bilateral. “¿Cuál es la razón por la que se cierra la frontera?”, planteó desde Palacio Nacional.
Sheinbaum sostuvo que el Gobierno de México mantiene un control sanitario permanente, por lo que no existe justificación técnica para la decisión. Detalló que el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, se mantiene en contacto con su homóloga estadounidense, Brooke Rollins, y se ha entregado información puntual sobre las condiciones sanitarias del hato nacional.
“No estamos de acuerdo con esta medida. Esperamos que muy pronto se levante, porque la consideramos injusta”, subrayó Sheinbaum.
PRESIÓN COMERCIAL
El cierre anunciado el domingo por autoridades de EU afecta la entrada de ganados bovino, ovinos, cabras y caballos por cruces del sur. Desde Washington, Rollins argumentó que se trata de una acción preventiva, basada en antecedentes: “La última vez que esta devastadora plaga invadió Estados Unidos, nuestra industria ganadera tardó 30 años en recuperarse”.
Sin embargo, desde México se percibe como parte de una serie de presiones comerciales ejercidas por Estados Unidos en los últimos años. Productos como aguacate, tomate, atún, azúcar, energéticos, automóviles y berries han enfrentado restricciones o amenazas de sanciones por razones diversas, desde temas sanitarios hasta derechos laborales.
En 2022, por ejemplo, se suspendió la importación de aguacate mexicano por supuestas amenazas a inspectores en Michoacán; en 2019, se impusieron aranceles del 17.5% al jitomate; y el azúcar ha sido blanco de disputas desde 2014 por supuestos subsidios.
Más recientemente, han surgido presiones sobre las berries mexicanas por denuncias de explotación laboral. Expertos consideran que estas acciones, aunque envueltas en argumentos técnicos o humanitarios, reflejan una política de presión comercial de Washington, que frecuentemente utiliza sus regulaciones internas para influir en sectores clave de la economía mexicana.
Frente a este panorama, el Gobierno mexicano apuesta al diálogo y al marco del T-MEC para resolver las tensiones sin ceder a medidas unilaterales.
“Seguiremos informando. Confiamos en llegar a un acuerdo muy pronto”, concluyó el secretario Berdegué.
