CAMPECHE, CAMP. El enemigo no siempre es invisible ni microscópico. A veces se arrastra, deja heridas abiertas y pone en jaque la salud de comunidades enteras. En Carmen, el gusano barrenador en humanos encendió las alertas, y el sector salud ya tomó cartas en el asunto.
Durante la sesión ordinaria del Comité Jurisdiccional de Vigilancia Epidemiológica (COJUVE) del Distrito de Salud para el Bienestar No. 3, se analizó la miasis por Cochliomyia hominivorax, una infección que, aunque no es nueva, preocupa por su prevalencia en zonas rurales y su potencial riesgo en salud pública.
El encuentro fue clave para establecer protocolos de atención inmediata: cómo detectar heridas infestadas por larvas, realizar una limpieza eficaz, desinfectar correctamente y, sobre todo, reportar el caso en menos de 24 horas junto con su estudio epidemiológico. Aquí, cada minuto cuenta.
También se acordó fortalecer los monitoreos permanentes y a búsqueda intencionada de casos para prevenir que el gusano se convierta en un problema mayor.
Las encuestas, estudios de campo y la vigilancia activa se convierten en la barrera que separa la prevención de la emergencia.
La miasis, aunque suene ajena o poco común, es una realidad que afecta a personas en condiciones vulnerables. El gusano barrenador, si no se detecta a tiempo, puede complicar heridas y poner en riesgo la vida. Por eso, las acciones del COJUVE van más allá de los papeles: buscan contener brotes y evitar tragedias silenciosas.
