CAMPECHE, CAMP. Los días en Candelaria se han vuelto una cuenta regresiva para muchos ganaderos. El calor extremo y la prolongada sequía están cobrando su factura en forma de animales muertos, pastos secos y pérdidas económicas que duelen en el bolsillo… y en el alma. No es solo un mal año: es una crisis que se vuelve costumbre, una lucha diaria contra el abandono de los cielos.
El alcalde Jaime Muñóz Morfín lamentó los hechos, por lo que recordó cómo el año pasado las extremas temperaturas, productores perdieron más de 37 animales. Este 2025, ya hay algunos cuantos casos, los cuales se contabilizarán, pero sin duda esto pega directo al sector.
“Los animales, de un día a otro, ya llegan… ya cayeron.” Así, sin más. El ciclo de la naturaleza se rompió, y los productores rurales se enfrentan a un panorama devastador donde los pastizales se vuelven polvo y la esperanza se marchita con cada lobo seco.
La situación ha prendido las alertas. No es una emergencia aislada: es un síntoma que se repite cada año, aunque este parece más implacable. La falta de lluvias ha llevado a que muchos pierdan cabezas de ganado sin poder hacer nada.
ENFRENTAN CRISIS COMO PUEDEN
Ante la gravedad del escenario, se están moviendo fichas. Desde el gobierno estatal, junto con el presidente de la Asociación Ganadera, se están gestionando apoyos para paliar los efectos del desastre.
Se ha solicitado pacas, melaza y algo de pollinaza, que, aunque no son una solución total, ayudan a sostener a los animales en lo que el campo reverdece. Porque mientras no brote nuevo retoño, no hay de qué alimentarlos.
Y el agua, esa otra batalla. Muchas familias han sobrevivido como pueden, echando mano de “agüellas” hechas el año pasado, pequeños depósitos que, aunque útiles, no alcanzan para todos.
