CDMX.- Mientras los trabajadores petroleros de Pemex enfrentan carencias, inseguridad en plataformas y condiciones laborales precarias que los han llevado a protagonizar huelgas de hambre, Ricardo Aldana Prieto, líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), celebró su cumpleaños número 71, con erario del sindicato petrolero.
Con una opulenta fiesta que pone en evidencia el abismo entre la cúpula sindical y sus agremiados. El evento, realizado en el salón “La Romerada” de la Sección 40 del STPRM en la Ciudad de México, es un reflejo de los excesos que han caracterizado a la dirigencia sindical, perpetuando el legado de su mentor, Carlos Romero Deschamps. Cabe destacar que, el pasado 3 de mayo, a partir de las 7:00 p.m., la sede de la Sección 40 se convirtió en el escenario de una velada de manteles largos. Banquetes Mayita, una reconocida empresa de catering, sirvió una “comilona” para los asistentes, que incluyó a 35 de los 36 caciques seccionales del STPRM, acompañados por los hijos de Aldana y un selecto grupo de allegados, entre ellos su constructor de confianza, señalado por ser el canal para justificar millonarias operaciones financieras.
La noche fue amenizada por una cantante y un mariachi, y se prolongó hasta las 11:30 p.m., en un derroche que contrasta con las penurias de los trabajadores petroleros.
SALÓN CON NOMBRE DE CORRUPCIÓN
El lugar elegido para la celebración no es casual. El salón “La Romerada” rinde homenaje a Carlos Romero Deschamps, el exlíder del STPRM que por 26 años controló el sindicato con mano de hierro, acumulando denuncias por enriquecimiento ilícito y desvío de recursos.
Aldana, conocido como “el delfín de Deschamps”, ha seguido sus pasos, consolidándose como una figura central en un sindicato históricamente ligado a escándalos de corrupción, como el famoso “Pemexgate” del año 2000, donde se le acusó de participar en el desvío de 500 millones de pesos para la campaña presidencial del PRI.
La ausencia de los representantes de la Sección 44 de Villahermosa, Tabasco, conocidos como “Los Chepes” (Pilar y Zamudio), fue notable. Fuentes internas señalan que las diferencias entre Aldana y esta sección reflejan las pugnas de poder dentro del sindicato, donde el control de las cuotas sindicales –que ascienden a 800 pesos mensuales por trabajador, según denuncias en redes sociales– es un botín codiciado.
Además, los agremiados aportan mil pesos mensuales por concepto de “ayuda mutua”, recursos que, según críticos, financian el estilo de vida de la cúpula mientras las plataformas carecen de alimentos y equipo básico.
