CAMPECHE, CAMP. Cuando un menor decide quitarse la vida, no es por la depresión la que lo arrastró, fue una pelea con su pareja, con los papás, con los hermanos, no era un chico historial psiquiátrico, ni siquiera alguien retraído. Fue un impulso, un estallido emocional que nadie supo prevenir. No supo cómo gestionarlo. Nadie se lo enseñó.
Casos como este, tristemente, no son la excepción. Según reveló José Luis Reyes Farfán, secretario técnico del Consejo Estatal de Salud Mental, más del 75% de los suicidios en Campeche tienen una causa común: los problemas familiares y la violencia que se esconde tras las paredes de casa.
“Lo que pasa detrás de las puertas en cada hogar, cuando pasamos por las calles no nos imaginamos lo que está viviendo toda la población infantil, los jóvenes, quienes prefieren aislarse y tristemente después se quitan la vida”, confesó con crudeza.
FALTA CULTURA DE LA DENUNCIA
Pero esta violencia, muchas veces, es invisible. No se grita, no se denuncia. Y eso también es parte del problema. En Campeche, la cultura de la denuncia sigue ausente. “Podemos estar viendo que golpean a alguien y nadie se mete”, ejemplificó Reyes Farfán.
