CDMX. Hace unos días, antes de fallecer, el Papa Francisco sorprendió al revelar que no desea ser enterrado en las grutas vaticanas, donde descansan la mayoría de los pontífices de los siglos XX y XXI. En cambio, el Santo Padre anunció su decisión de reposar en la basílica de Santa María la Mayor, uno de los templos más antiguos y venerados de Roma.
El pontífice argentino explicó que esta decisión responde a una promesa personal hecha a la Virgen, a quien le tiene profunda devoción. Francisco ha visitado este templo en más de 115 ocasiones durante su pontificado, y en su interior se encuentra el icono mariano más venerado de la capital italiana, conocido como la Salus Populi Romani.
El lugar elegido para su futura sepultura es una capilla ubicada en la nave izquierda de la basílica, junto a la imagen de Nuestra Señora de las Nieves. De esta forma, se aparta de la tradición reciente, según la cual los papas han sido enterrados bajo la basílica de San Pedro, donde reposan 92 de los 266 pontífices que ha tenido la Iglesia Católica.
DECISIÓN QUE ROMPE CON LA TRADICIÓN RECIENTE
Desde el siglo XX, todos los papas —con excepción de León XIII— han sido enterrados en San Pedro.
León XIII descansa en la basílica de San Juan de Letrán. El caso más reciente fue el del Papa emérito Benedicto XVI, cuyos restos fueron colocados en la cripta donde anteriormente había sido enterrado Juan Pablo II, antes de su canonización y traslado a una capilla en la planta baja, debido al gran número de peregrinos.
A lo largo de la historia, algunos pontífices también han sido sepultados fuera del Vaticano. En la misma Santa María la Mayor yacen los papas Clemente VIII y Pablo V, mientras que otros, como Gregorio XII, fueron enterrados en localidades italianas como Renacati, fuera de la ciudad de Roma.
