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29 abril, 2025

José Francisco

Campeche

UN ADIÓS QUE NO ES OLVIDO

CAMPECHE, CAMP. En las calles empedradas de Campeche, donde el sol abraza con calidez hoy se respira una mezcla de gratitud y melancolía. Monseñor José Francisco González González, el pastor que durante 11 años guio con fe inquebrantable a esta tierra de creyentes, ha sido llamado a una nueva misión como arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Su partida deja un vacío en el corazón de los campechanos, pero también un legado imborrable de bondad, esperanza y fortaleza que resuena en cada rincón de la diócesis.

Los feligreses recuerdan que desde su llegada en febrero del 2014, Monseñor José Francisco se convirtió en mucho más que un líder espiritual. Con su voz serena y su mirada compasiva, caminó junto a los humildes, consoló a los afligidos y levant ó e l á n i m o d e una comunidad que enfrentó pruebas duras, como la pandemia que paralizó al mundo.

En esos días oscuros, cuando el miedo y la incertidumbre se apoderaban de los hogares, él no titubeó: sus mensajes de fe, transmitidos desde la Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, fueron un faro de luz para miles. Durante un recorrido por CAMPECHE HOY, se pudo conocer de cerca lo que sienten hoy los católicos ante la despedida del pastor.

“Monseñor nunca nos dejó solos”, recuerda María Gutiérrez, una feligresa de 62 años. Sentada en una silla metálica acomodada frente a la catedral, sus ojos se humedecen al hablar del obispo. “En la pandemia, cuando no podíamos venir a misa, él encontraba la forma de estar con nosotros, ya fuera por radio o en las redes. Nos dio paz, fortaleza. Todo tiene su tiempo, y estos 11 años fueron un regalo de Dios”.

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