CAMPECHE Era martes, 11 de febrero de 2014. Aquel día, el reloj marcaba las 8:30 de la mañana cuando los campechanos recibieron por primera vez al nuevo pastor que la Iglesia les enviaba: monseñor José Francisco González González. Aterrizó en el Aeropuerto de Carmen, y sin saberlo aún, ya comenzaba a escribir una historia de cercanía, servicio y fe profunda que perduraría por más de una década.
Con una agenda apretada pero cargada de simbolismo, ese mismo día recorrió varias comunidades costeras. A las 9:00 de la mañana compartió el desayuno con los fieles en la Parroquia Señor de la Misericordia; una convivencia sencilla, pero cargada de expectativa, donde empezaban a descubrir el carácter afable y humano del nuevo obispo.
A las 10:15 ofició su primera Eucaristía en Campeche en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, un momento que marcó el inicio formal de su misión pastoral en el estado. Más allá del rito, fue un encuentro cálido entre quien venía a pastorear y quienes esperaban con ilusión nuevas palabras de esperanza.
La jornada no se detuvo ahí. A las 12:00 visitó la Parroquia del Señor del Pescador en Isla Aguada, donde lo recibieron con abrazos, flores y música. A la 1:15, su andar lo llevó a la Parroquia del Sagrado Corazón en Sabancuy y a las 2:30 a la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes en Champotón. A las 4:30 llegó a Seybaplaya, visitó la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, y finalmente, a las 5:45 arribó a la ciudad de Campeche, entrando al Seminario a las 6:30 de la tarde.
