MÉXICO– El Poder Judicial de México atraviesa una crisis que no puede seguir ignorándose. El próximo 1 de junio, fecha emblemática para reflexionar sobre el rumbo de nuestras instituciones, debería ser el punto de partida para una transformación radical de este poder que, en lugar de impartir justicia, se ha convertido en un refugio para la corrupción y la colusión, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
No es un secreto que jueces y ministros han torcido la ley en favor de intereses oscuros, especialmente en casos de lavado de dinero, delitos de cuello blanco y crimen organizado. A esto, sin eufemismos, se le llama corrupción.
El caso de Inés Gómez-Mont Arena y Víctor Manuel Álvarez Puga, destapado por Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), es un ejemplo escandaloso de cómo el sistema judicial protege a quienes deberían estar rindiendo cuentas.
Ambos, acusados de fraudes millonarios relacionados con el sistema penitenciario y obras ficticias, han eludido la extradición desde Estados Unidos y, por si fuera poco, un amparo ratificado por el Tribunal Superior de Justicia les permitió salir de la lista de personas bloqueadas. Desde el 10 de marzo, gozan de pleno acceso al sistema financiero nacional, a pesar de contar con órdenes de aprehensión vigentes. ¿Qué mensaje envía esto a la sociedad? Que la justicia, en manos de ciertos togados, es un privilegio para los poderosos.
La UIF ha hecho su parte: 7 mil 815 sujetos bloqueados, entre 5 mil 904 personas físicas y mil 911 empresas, con un total de 32 mil 500 millones de pesos, 568.3 millones de dólares y 2 millones de euros congelados. Estos recursos, ligados al lavado de dinero, evidencian la magnitud del problema.
Sin embargo, el Poder Judicial se erige como un obstáculo deliberado, un freno militante al desarrollo de un sistema de inteligencia financiera que México necesita para estar a la altura de los estándares globales. Mientras otros países avanzan en la lucha contra el crimen financiero, aquí los jueces parecen empeñados en perpetuar la impunidad.
