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23 marzo, 2025

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ESPIÓ CIA EN MÉXICO

Jackie Kennedy, trata de auxiliar a su esposo John a quien creía herido, cuando en realidad murió al primer disparo que recibió.

MÉXICO.- En un movimiento inesperado, el presidente Donald Trump ordenó la desclasificación de expedientes secretos de la CIA, desatando una ola de especulaciones sobre el asesinato de John F. Kennedy y revelando que la agencia investigó al expresidente mexicano Lázaro Cárdenas, conocido como “Tata Lázaro”, por posibles vínculos con el magnicidio.

Los documentos exponen que la inteligencia estadounidense interceptó comunicaciones de figuras como doña Amalia Solórzano, esposa de Cárdenas, etiquetados como “procomunistas” debido a su cercanía ideológica con el bloque socialista, en un operativo que pone en entredicho las relaciones entre México y Estados Unidos durante la Guerra Fría.

Documentos inéditos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) exponen cómo Estados Unidos tejió un sistema de vigilancia en la capital mexicana, con el objetivo de monitorear a diplomáticos soviéticos, líderes comunistas y figuras clave de la política nacional, en un contexto de máxima tensión entre las potencias mundiales.

En los años 60, mucho antes de la era de los sofisticados programas de espionaje digital como Pegasus o Hermit, la inteligencia estadounidense dependía de métodos rudimentarios pero efectivos: micrófonos ocultos, intervenciones telefónicas y seguimientos físicos.

México, por su posición geográfica y su papel como punto de encuentro de espías y disidentes, se convirtió en un tablero estratégico en la lucha entre Washington y Moscú.

Un aspecto particularmente inquietante de los documentos es la evidencia de una posible complicidad de autoridades mexicanas. La intervención de la línea telefónica de Elena Vázquez Gómez, secretaria de Cárdenas, se realizó bajo la operación LIENVOY con el apoyo de funcionarios locales. Este dato plantea preguntas sobre hasta qué punto el gobierno mexicano estaba al tanto —o incluso facilitó— las actividades de la CIA en su territorio.

OPERACIÓN LIFEAT: EL OJO DE LA CIA EN MÉXICO

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Bajo el nombre clave LIFEAT, la CIA implementó un programa encubierto de escuchas telefónicas que abarcó desde la embajada soviética en la colonia Condesa hasta las residencias de destacadas figuras políticas mexicanas.

Los documentos desclasificados detallan cómo la agencia interceptaba comunicaciones de personajes como el expresidente Lázaro Cárdenas, a quien identificaban como un “procomunista” por su cercanía ideológica con el bloque socialista. Su esposa, Amalia Solórzano, y su secretaria personal, Elena Vázquez Gómez, también fueron objetivos de esta vigilancia.

Pero Cárdenas no estaba solo en la lista. Otros nombres destacados incluyen a Vicente Lombardo Toledano, líder del Partido Popular Socialista; David Alfaro Siqueiros, el célebre muralista y militante comunista; y Juan José Arévalo, expresidente guatemalteco exiliado en México.

Además, miembros del exilio español y diversos grupos comunistas radicados en el país fueron monitoreados minuciosamente, tanto en sus conversaciones como en sus movimientos y reuniones.

EL RASTRO DE LEE HARVEY OSWALD EN LA CAPITAL

Uno de los hallazgos más impactantes de estos archivos está vinculado a Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de John F. Kennedy. En septiembre de 1963, semanas antes del magnicidio en Dallas, Oswald viajó en autobús a la Ciudad de México con la intención de obtener una visa soviética. Su visita a la embajada rusa en la capital lo colocó directamente bajo el radar de la CIA, que ya tenía intervenidos los teléfonos de la sede diplomática.

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