CARMEN, CAMP.- Aun cuando hasta ahora no se tiene registro de personas lesionadas en los atracos o abordajes ilegales que se han registrado a las plataformas marinas de Petróleos Mexicanos (Pemex), en la Sonda de Campeche, las horas que pasan sometidos, bajo amenazas y encañonados, llegan a resultar traumáticas, según narran víctimas de estos delitos.
Luis “N” y José “N”, se negaron en todo momento a dar sus generales por temor a las represalias de los delincuentes y de la propia empresa petrolera nacional, esta incluso los llega a someter a investigación y sancionar, cuando fueron ellos los afectados.
Luis “N” narró que en el 2022, se encontraba a bordo de una de las plataformas marinas de Pemex, cuando en horas de la noche escuchó la alarma de abordaje ilegal, seguido de disparos, por lo que buscó refugio en uno de los cuartos de control.
En este sitio permaneció oculto, “temblaba de terror y lloraba”, escuchando como los delincuentes intentaban abrir la puerta y hablaban sobre los equipos y herramientas que buscaban.
“No se cuanto tiempo transcurrió, pero fueron horas, en las que rezaba y pedía a Dios por mi familia, pensaba en mi esposa y mis hijos”, menciona.
Tras obtener sus botín, los delincuentes se retiraron de las instalaciones. “Fueron horas de terror, ya que nosotros a bordo no tenemos ni resorteras para defendernos y aun así los jefes preguntan porque no hicimos nada para evitar el robo, por lo que a al menos seis obreros, nos sometieron a investigación, aún cuando las víctimas fuimos nosotros”.
Recuerda que pese a que lo solicitaron, las autoridades petroleras se negaron a llevarlos a tierra, por lo que durante días no pudo dormir, sino hasta que el cansancio lo vencía.
“Pese a todo lo vivido, Pemex no nos respaldó con el tratamiento psicológico, por que en mi caso, tuve que buscar ayuda externa, pues mis nervios y ansiedad, me estaban volviendo loco”.
Por su parte, José “N” no corrió con la misma suerte, ya que fue sorprendido por los modernos piratas, quienes lo golpearon y tiraron contra la “parrilla”, lo que le provocó lesiones y escorpiones en las rodillas, brazos, y rostro”.
“Ya en el suelo, uno de los delincuentes nos dijo que ellos sabían todo sobre, por lo que encañonandome con un arma, comenzaron a amenazarme”.
Explica que fueron horas de angustia y terror, en donde temió por su vida, aunque también tuvo conocimiento de compañeros que como él fueron sometidos y llegaron a orinarse del miedo.
