MÉXICO- El panorama económico en Estados Unidos se torna desafiante para la administración de Donald Trump tras el repunte de la inflación en enero. La tasa inflacionaria alcanzó el 3 por ciento, lo que refuerza la postura de la Reserva Federal (Fed) de no apresurar recortes en las tasas de interés, una situación que impacta negativamente en los planes económicos del presidente estadounidense.
De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un incremento del 0.5 por ciento respecto a diciembre, la subida mensual más acelerada desde agosto de 2023. En comparación anual, la inflación se situó en 2.9 por ciento, una cifra que pone en jaque las promesas de Trump de reducir los precios desde el primer día de su mandato.
CAMBIO DE DISCURSO EN LA CASA BLANCA
Trump y su equipo han moderado el tono de sus declaraciones respecto a la lucha contra la inflación, reconociendo la complejidad del problema y la influencia de factores económicos globales.
“El cambio de tono podría permitir a Trump restablecer las expectativas sobre la velocidad con la que bajarán los precios a medida que implemente sus políticas”, señala The New York Times.
Entre estas medidas se encuentran la ampliación de la producción energética, la eliminación de regulaciones y la supresión de impuestos sobre las horas extra, estrategias que, según el gobierno, incentivarán el empleo y contribuirán a reducir la inflación.
Sin embargo, la promesa de un alivio inmediato en los precios sigue siendo incierta. En una reciente entrevista, Trump evitó especificar cuándo las familias estadounidenses comenzarían a sentir los efectos positivos de sus políticas, limitándose a sugerir que el crecimiento económico del país eventualmente beneficiaría a los consumidores.
IMPACTO DE LOS ARANCELES EN LA INFLACIÓN
Uno de los principales obstáculos para el control de la inflación es la política arancelaria de Trump.
Analistas económicos advierten que los impuestos a las importaciones podrían agravar la situación inflacionaria en lugar de aliviarla. La Casa Blanca confirmó recientemente que el arancel del 25 por ciento sobre el acero y aluminio de México y otros países se sumará a otro 25 por ciento que podría aplicarse a todas las importaciones mexicanas y canadienses, medida actualmente en suspenso.
