CAMPECHE– Raymundo Hipólito González despertó en una cama de hospital sin entender cómo seguía con vida. Un día antes, viajaba con su esposa, Rocío López López, rumbo a Villa Tecolutilla, Comalcalco, sin imaginar que el trayecto se convertiría en una pesadilla. Ahora, desde una cama en Emiliano Zapata, Tabasco, intenta reconstruir lo que pasó en la madrugada del 8 de febrero en la carretera Villahermosa-Escárcega.
El autobús de Tour’s Acosta en el que viajaban partió de Cancún con destino a Comalcalco, pero en el kilómetro 100 de la carretera, cerca del crucero de Jonuta, un tráiler apareció en el camino. Nadie tuvo tiempo de reaccionar. El impacto fue brutal y en segundos las llamas envolvieron los vehículos, dejando un saldo de más de 30 fallecidos y solo 11 sobrevivientes. Entre ellos, Raymundo.
El fuego lo consumió todo. Las autoridades aún trabajan en la identificación de los cuerpos, mientras los familiares llegan desde Cancún y otras ciudades buscando respuestas. La Vicefiscalía Regional de Escárcega investiga las causas del accidente, tratando de deslindar responsabilidades en medio del dolor y la incertidumbre.
Raymundo sabe que tuvo suerte, pero el precio es alto. Perdió a su esposa en el accidente y ahora solo espera que las autoridades le confirmen lo que su corazón ya sospecha.
Mientras tanto, en el hospital, médicos y enfermeras lo observan con asombro. Sobrevivir a una tragedia así es un milagro, pero vivir con la memoria de lo ocurrido será su mayor desafío.
