MÉXICO– La infamia se repite. La administración de Donald Trump ha decidido convertir la base naval de Guantánamo en un campo de detención masiva para migrantes indocumentados, habilitando 30 mil camas en un recinto que evoca los peores episodios de tortura y violaciones a los derechos humanos.
Bajo el pretexto de proteger a su nación, el mandatario estadounidense criminaliza la migración, degradando a miles de personas a la categoría de amenazas.
Ante este anuncio que hiela la sangre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha levantado la voz con firmeza: “No estamos de acuerdo con el trato a personas migrantes como criminales”. México no puede, ni debe, guardar silencio frente a esta nueva afrenta a la dignidad humana.
Sheinbaum Pardo ha dicho que solo se han reportado dos casos de presuntas violaciones a derechos humanos entre los deportados a México.
TRUMP: UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD
Con su discurso de odio y su obsesión por militarizar la frontera, Trump insiste en presentar a los migrantes como delincuentes. ¿Desde cuándo buscar una vida mejor es un crimen? ¿En qué mundo civilizado encerrar a seres humanos en una prisión con antecedentes de tortura es una política aceptable?
Este anuncio no es solo una declaración de intenciones, sino la consolidación de un régimen abiertamente racista y xenófobo.
