CDMX.- En los años 50 del pasado siglo el genio británico Alan Turing empezó a considerar la posibilidad de que las máquinas llegasen a pensar.
En 1950 diseñó el Test de Turing, un postulado teórico con el que aspiraba a poder comprobar si una máquina tiene comportamientos inteligentes similares o indistinguibles del de un humano.
Su trabajo inspiró a muchos científicos informáticos, entre ellos el alemán Joseph Weizenbaum del MIT. Partiendo de esa idea de máquinas capaces de comportarse como humanos, en 1966 desarrolló un programa con el que pretendía ser capaz de engañar a los humanos haciéndoles pensar que estaban hablando con otra persona. Se llamaba ELIZA.
EJEMPLO ELIZA
ELIZA fue diseñado como un método para mostrar la superficialidad de la comunicación entre el hombre y la máquina. Lo hacía reconociendo palabras clave y preguntando sobre ellas como si fuera un psicólogo. Por ejemplo, si alguien mencionaba la madre en una frase, el bot automáticamente le pediría que le dijese más sobre su familia.
De esta manera se creaba una ilusión de entendimiento e interacción real.

