CARACAS.- Venezuela es el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo. Con 304,000 millones de barriles, de acuerdo con BP, el país sudamericano supera las reservas probadas de Arabia Saudita, el principal productor. Sin embargo, la industria petrolera lleva años de un marcado declive, que ha arrastrado a la economía.
Nicolás Maduro, quien iniciará un nuevo periodo de gobierno el 10 de enero, culpa a las sanciones impuestas por Estados Unidos de los problemas de economía venezolana, incluida la caída en la producción petrolera.
Sin embargo, los problemas de esta industria comenzaron mucho antes.
La dependencia de la economía venezolana al petróleo la hundió. En años recientes, el país vivió una de las hiperinflaciones más altas que se hayan visto y una caída pronunciada del PIB. Esto, junto con una represión política cada vez más dura, llevó a millones de venezolanos a abandonar el país.
A partir de los años 1920, “el petróleo se convierte en el principal producto de exportación y principal fuente del presupuesto nacional, motor de la economía venezolana. En 1973, cuando el país ya integraba parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), se benefició de un embargo de cinco meses de la OPEP a los países que respaldan a Israel en la guerra de Yom Kippur cuadruplicó los precios del petróleo y convirtió a Venezuela en el país con el ingreso per cápita más alto de América Latina.
En 1976, se nacionalizó la industria de los hidrocarburos y se crea el holding estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). La mayor parte de las obras de infraestructura fueron financiadas por los ingresos petroleros.
El nacimiento y declive de un petroestado De acuerdo con la mayoría de los expertos, la situación cambia con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez (1999-2013), quien usó a PDVSA como vaca lechera.
A partir de 2005, Chávez proporcionó petróleo subsidiado a varios países de la región, incluida Cuba, a través de una alianza conocida como Petrocaribe. Durante la presidencia de Chávez, que duró hasta 2013, las reservas estratégicas de petróleo disminuyeron y la deuda gubernamental aumentó más del doble.
En este periodo, Venezuela se convirtió en un petroestado, es decir, un país en el que los ingresos de la renta dependen profundamente de la exportación de petróleo y gas natural, el poder económico y político están altamente concentrados en una élite minoritaria y las instituciones políticas son débiles e irresponsables, y la corrupción está muy extendida