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4 enero, 2025

Calakmul

Campeche

UNA VENTANA AL INFRAMUNDO MAYA

CAMPECHE. Entre las silenciosas paredes del Baluarte de la Soledad, en Campeche, brilla un legado que parece desafiar al tiempo. La máscara de jade de Calakmul, una joya que encierra historias de reyes y rituales, celebra 40 años de haber sido redescubierta.

Esta pieza mítica, elaborada en mosaico de jade, concha y obsidiana, es un recordatoriotangible del esplendor de la civilización maya y está abierta al público como parte de una exposición permanente. Se desconoce la identidad del soberano al que le perteneció, según explicó Adriana Velázquez Morlet, directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Campeche.

Al día de hoy, esta importante pieza central de la exposición ‘La máscara de Calakmul. Universo de Jade’ busca atraer a miles de turistas que llegan a Campeche, especialmente a través del Tren Maya. Aunque no hay planes de que viaje a otros estados o países, su legado y exposición será permanente.

IMPORTANTE HALLAZGO

La máscara fue descubierta por la ciencia en 1931 por el biólogo Cyrus Lundell en la zona arqueológica de Calakmul, al sur de Campeche. Pero fue redescubierta el 12 de diciembre de 1984 por arqueólogos del INAH y la Universidad del estado, fue hallada en la Tumba I de la Estructura VII de Calakmul.

La pieza estaba enterrada junto a su gobernante maya con su impresionante ajuar funerario que incluye más de 2,000 piezas de jade, como ajorcas, un cinturón ceremonial en el periodo comprendido entre 660 y 750 d.C.

EL JADE ETERNO QUE GUARDA EL ALMA MAYA

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Velázquez Morlet explicó que la máscara de jade y otras nueve encontradas en la zona arqueológica de Campeche acompañaban a los grandes señores en su viaje al inframundo. Las máscaras de jade fueron elementos clave en la cosmovisión de los mayas, especialmente en rituales funerarios y ceremoniales.

Esta obra maestra, refleja preciosos detalles, desde los labios y la nariz tallados en jade, hasta las orejeras en forma de flor de cuatro pétalos. Esto irradia el simbolismo profundo de la cosmovisión maya. Los ojos, con pupilas de obsidiana y círculos de nácar, parecen mirar más allá de lo terrenal, mientras una mariposa bajo la barbilla evoca el alma del difunto en su viaje al inframundo.

El jade, asociado con la eternidad, la fertilidad y el renacimiento, era mucho más que un material precioso; representaba el aliento vital. Por eso, las máscaras funerarias de jade eran esenciales para los rituales mayas, asegurando que el alma de los difuntos trascendiera intacta hacia la eternidad.

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