CAMPECHE. En Calkiní, un fuerte estruendo interrumpió la tarde del 29 de diciembre: parte del techo de la emblemática parroquia de San Luis Obispo se vino abajo. Aunque esto dejó tras de sí una nube de polvo y el eco de años de historia, la fortuna acompañó a los fieles, pues el templo estaba vacío al momento del colapso.
El padre Fernando Manzo Barajas, encargado de la parroquia, informó que la estructura cedió alrededor de las tres de la tarde, justo cuando no se realizaban actividades habituales ni celebraciones propias de la temporada.
“Agradecemos a Dios que no hubo víctimas. Seguiremos brindando atención espiritual en espacios alternos, los cuales se anunciarán oportunamente”, señaló el párroco en un comunicado.
Equipos de Protección Civil y paramédicos de la Cruz Roja, rápidamente acudieron al lugar para evaluar los daños y garantizar la seguridad del área. La parroquia, un pilar de fe y cultura en la región, ha recibido múltiples acciones de conservación en el pasado gracias al esfuerzo de la comunidad. Sin embargo, este evento plantea nuevos retos para preservar su legado.
El colapso generó consternación en los habitantes de Calkiní, quienes consideran la parroquia un símbolo de su identidad. Mientras el polvo se asienta, la comunidad reafirma su compromiso de recuperar el espacio, confiando en que la unión y la fe les permitirán salir adelante.
TRAGEDIA QUE NADIE VIÓ VENIR
Pese al triste suceso, Dios estuvo de lado de los pobladores, pues la misa termina a la 1 de la tarde y dos horas después fue cuando ocurrió el colapso de medio techo. Ante esto, el Vocero de la Diócesis, Padre Luis Ángel Mendoza Pérez, señaló que, el único al interior era el sacristán. Este relató como escuchó un estruendoso ruido y más tarde vio los escombros ya el piso.
“Por fortuna no había servicio religioso, solo el sacristán, que no resultó ileso. Ya se había notificado a las autoridades correspondientes sobre el peligro que representaba la condición del lugar, incluso se había clausurado la entrada principal”, explicó Luis Ángel.
“Lo único que vinieron hacer es venir a pintar de blanco, levantemos nuestra voz para que se nos tomen en cuenta como pueblo, bendito Dios, no había vidas humanas que se hayan perdido cosas materiales, pero que sí vale la pena decir que es nuestra iglesia y somos parroquias”, comentó una de las feligreses Betty Carcaño.
El vocero, agregó que, que no se suspenderán las misas para los fieles creyentes, pero deberán buscar un espacio para continuar con las actividades. Dijo que por ser un templo antiguo se ha notificado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para su evaluación.
FALTA DE MANTENIMIENTO LA CAUSA
Al parecer, la iglesia de 462 años cedió ante el abandono, esto pues el padre ya había solicitado acciones de mantenimiento. Esto dejó polvo, escombros y una pregunta que flota entre los feligreses: ¿cuánto más debe soportar nuestro patrimonio antes de recibir atención? quienes también ya habían señalado hace unos meses el deterioro.
Fue durante octubre del año presente, que autoridades municipales habían realizado solo trabajos de impermeabilización en el techo de la parroquia. Pero esto no fue suficiente, pues solo eran acciones de “manita de gato”, sin una profunda labor de mantenimiento.
Fernando Manzo Barajas, quien ha encabezado iniciativas para preservar el edificio, lamentó el incidente y apuntó a la indiferencia oficial como el gran culpable. Esto es una pérdida cultural que duele profundamente, pero que pudo haberse evitado con acciones de mantenimiento.
El director de Protección Civil de la alcaldía de Calkiní, Mateo Ordoñez, manifestó que, exactamente a las 14:58 fue cuando pobladores escucharon la explosión y luego una polvareda empezó a cubrir la zona.
“Desgraciadamente lo que no queríamos los calquinienses, porque amamos a nuestra parroquia con muchos centenarios que lo tenemos en pie, pero esta vez pues se nos fue el techo.
Una lástima, esperemos que el INAH nos esté viendo, nos esté escuchando para que nos apoyen”, señaló.