NACIONAL.- Desde que era una niña, Patricia Balderas, cineasta egresada de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC) de la UNAM, enfrentó experiencias traumáticas: desde persecuciones y tocamientos no consensuados en el transporte público, hasta agresiones sexuales explícitas que marcaron profundamente su vida.
“Las mujeres transitamos el espacio público de una manera distinta a los hombres”, reflexiona Patricia en entrevista.
“Cruzamos la calle para evitar a grupos de varones, bajamos la mirada ante comentarios lascivos, siempre con una alerta constante”. Estas experiencias, aunque dolorosas, no son aisladas, sino parte de una problemática sistemática que afecta a millones de mujeres en México.
El acoso callejero, tal como lo define la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es una forma de violencia que vulnera derechos humanos fundamentales.
Se manifiesta en conductas físicas, verbales y psicológicas no consensuadas, como silbidos, comentarios ofensivos, tocamientos y otras agresiones que ocurren en espacios públicos. Según la ENDIREH 2021, el 42.2% de las mexicanas mayores de 15 años han sufrido violencia sexual en espacios comunitarios, un incremento preocupante respecto a años anteriores.
RECONOCER Y RESISTIR
Patricia encontró un punto de
inflexión en 2015, cuando asistió a un taller sobre la apropiación del espacio público a través del arte. Ahí, junto con otras mujeres, comenzó a entender que la violencia que había sufrido no era solo personal, sino un problema estructural.
“Cuando viví fuera del país, me di cuenta de cómo el acoso callejero había condicionado toda mi vida. Caminaba menos estresada, sin mirar constantemente hacia atrás. Fue ahí cuando entendí lo profundamente arraigada que estaba esa alerta constante”, recuerda.
Este proceso de reconocimiento y empoderamiento la llevó a colaborar con la artista feminista Cerrucha. Juntas, desarrollaron iniciativas para combatir el acoso desde la colectividad. Entre sus propuestas, destaca un listado de respuestas efectivas contra el acoso, como mirar fijamente al agresor, pedir ayuda o señalar públicamente la conducta.
CREAR ESPACIOS SEGUROS
El trabajo de Patricia y Cerrucha culminó en el documental “Ahora que estamos juntas”, una obra que visibiliza el acoso callejero y sus impactos en la vida cotidiana de niñas y mujeres. “El acoso no solo afecta nuestra autonomía; también limita nuestras oportunidades y nos aleja de espacios públicos donde deberíamos sentirnos libres”, explica Patricia. La película, estrenada en 2023, se acompaña de la campaña #NoNosSeparemos, que busca prevenir el acoso a través de talleres, proyecciones públicas y diálogo comunitario.
C e r r u c h a , p o r s u p a r t e , ha utilizado el arte como herramienta de resistencia. Su proyecto “Trinchera”, una intervención artística en la línea 1 del metro de la Ciudad de México, retrata a mujeres diversas unidas en un acto simbólico de protección y fortaleza. “Es una respuesta a la violencia sistemática; un recordatorio de que, juntas, podemos recuperar el espacio público”.
ROMPER EL SILENCIO PARA SALVAR VIDAS
Patricia concluye con un llamado contundente: “Hablar de lo que vivimos puede salvarnos la vida. Es necesario tejer redes de apoyo, nombrar las violencias y resistir colectivamente”. Su testimonio, junto con el de tantas otras mujeres, es un recordatorio de que el acoso callejero no es un problema menor, sino una amenaza constante que requiere acciones urgentes desde todos los sectores de la sociedad.