La reciente aprobación de la reforma constitucional en materia ferroviaria en México representa un paso histórico hacia la modernización y ampliación de la red de trenes en el país. Esta medida busca reactivar y consolidar los servicios de trenes de pasajeros y de carga, con un enfoque en mejorar la conectividad, reducir los tiempos de recorrido, disminuir la huella de carbono y llevar transporte eficiente a comunidades aisladas.
Andrés Lajous Loaeza, titular de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario, anunció que esta reforma coloca al Estado como principal promotor de una infraestructura ferroviaria robusta que promete revolucionar la movilidad y el desarrollo nacional.
PLAN DE EXPANSIÓN SIN PRECEDENTES
Con una visión de país interconectado, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha fijado la meta de construir más de tres mil kilómetros de nuevas vías férreas en los próximos años.
La construcción y el fortalecimiento de la red ferroviaria no solo pretende mejorar el transporte de personas y mercancías, sino que también busca reducir la desigualdad territorial, llevando desarrollo y oportunidades a zonas menos accesibles del país.
Esta ambiciosa expansión tiene antecedentes recientes. Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, regresaron los trenes de pasajeros al país, una iniciativa que llevó a la creación de tres empresas públicas para la operación ferroviaria: el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y BANOBRAS–El Insurgente. Con dos mil 240 kilómetros de vías construidas en su administración, se lograron conectar regiones estratégicas y se pusieron los cimientos para continuar la construcción y rehabilitación de rutas ferroviarias que marcarán el futuro del transporte en México.
Además, se contempla el desarrollo de estudios y proyecciones para nuevas rutas estratégicas en el norte y centro de México, fortaleciendo la red de trenes de carga que contribuyen al dinamismo económico del país.
EL ESTADO, PROMOTOR DE INFRAESTRUCTURA FERROVIARIA
La nueva reforma al artículo 28 de la Constitución establece la prioridad del Estado en la reactivación del servicio de trenes de pasajeros, una declaración que marca el compromiso de reducir tiempos de recorrido, elevar la seguridad de los usuarios, mejorar la calidad de vida y contribuir a la sostenibilidad ambiental.
Esta acción se suma a la declaración de 2023, que designó al transporte ferroviario como área prioritaria, permitiendo al gobierno federal liderar la construcción y operación de trenes en el país.
La historia del ferrocarril en México data de 1937, cuando el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó los ferrocarriles de carga y pasajeros, en un momento en el que este medio de transporte era fundamental para el desarrollo del país. Sin embargo, en 1995, el sector fue privatizado, lo que trajo consigo una transformación profunda.
Desde 2018, los esfuerzos por recuperar la infraestructura ferroviaria se han materializado en la reactivación de los trenes de pasajeros y en la construcción de nuevas rutas, reconociendo al ferrocarril como una herramienta estratégica para el progreso.
El regreso de los trenes es, en esencia, una apuesta por la modernización y el crecimiento sustentable. México camina hacia una nueva era de conectividad, donde cada kilómetro de vía construida es un paso hacia una sociedad más igualitaria, eficiente y comprometida con el medio ambiente.
La administración de Claudia Sheinbaum, respaldada por la reciente reforma ferroviaria, sienta las bases de un legado que podría cambiar la movilidad en el país y permitir que los trenes vuelvan a ser un símbolo de progreso y unidad nacional.