MÉXICO.- Por ser un facilitador mayúsculo, Genaro García Luna, recibió una condena de 38 años de prisión en Estados Unidos.
Hombre que alguna vez encabezó la lucha contra el narcotráfico en México y fue considerado uno de los más poderosos durante el sexenio panista de Felipe Calderón Hinojosa.
Cabe destacar que, el exfuncionario panista ya purgó alrededor de cinco años de prisión, por lo que le faltan 33 años más. Actualmente, cuenta con de 56 años de edad, por lo que podría salir a los 89 años de edad. Y posteriormente podría ser extraditado a México para que responda por otros delitos que se le imputan en su contra, es decir, le falta mucho camino por purgar.
En la misma corte de Nueva York donde Joaquín “El Chapo” Guzmán recibió su sentencia, García Luna fue castigado por colaborar durante más de dos décadas con el Cártel de Sinaloa, recibiendo sobornos millonarios a cambio de proteger sus operaciones criminales.
El veredicto, unánime desde febrero del año pasado, confirmó que García Luna cometió cinco delitos: conspiración para traficar cocaína, participación en una organización criminal y haber mentido a las autoridades.
A pesar de los esfuerzos de su defensa, que solicitó en múltiples ocasiones la repetición del juicio, el juez Brian Cogan rechazó las apelaciones y dictó la sentencia definitiva, sumando además una multa de dos millones de dólares. Asimismo, lo acusó de vivir una doble vida trabajando como funcionario y como narcotraficante.
Por ello, el juez no cedió ni ante los ruegos del exfuncionario, quien envió una carta pidiendo clemencia y acusando al gobierno de México de fabricar pruebas en su contra.
PANISTAS SE LAVAN LAS MANOS
El fallo resuena con fuerza en México, donde el presidente del PAN, Marko Cortés, llamó a Felipe Calderón Hinojosa a dar explicaciones por la relación que mantuvo su gobierno con García Luna.
Mientras tanto, Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta del país, no escatimó en críticas, calificando al exsecretario como “cínico” y retando públicamente a Calderón a pronunciarse sobre el caso. La figura de García Luna ha dejado una marca profunda en la historia reciente de México, no solo como el encargado de la “guerra contra el narco”, sino como un símbolo de la corrupción que alimentó la violencia durante esos años.
La condena de García Luna expone, una vez más, las sombras de uno de los capítulos más oscuros de la política y la seguridad en México, recordando que el combate al narcotráfico también puede tener un rostro doble.
