MÉXICO- La reciente reforma constitucional al Poder Judicial, promovida por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y marca un parteaguas en la historia democrática de México. Por ello, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, afirmó que la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros es un paso audaz hacia una verdadera autonomía e independencia del Poder Judicial, y no, como algunos sugieren, un intento de control autoritario.
Pensemos en esto con seriedad: si la intención fuera centralizar el poder en la Suprema Corte, la reforma se habría modelado al estilo de lo que hizo Ernesto Zedillo, eliminando toda posibilidad de una elección popular y controlando las designaciones desde el Ejecutivo.
Sin embargo, esto es lo opuesto. La esencia de esta reforma es profundamente democrática, al devolver al pueblo el poder de decidir quiénes administrarán la justicia, dijo en su mensaje en su toma de protesta.
El Poder Judicial en México ha estado durante décadas bajo sospecha de corrupción y favoritismos. La elección directa de jueces permitirá un proceso más transparente, donde las y los ciudadanos podrán elegir a quienes demuestren verdaderos méritos, comprometidos con la justicia social.
Además, la implementación de un comité de selección garantizará que los candidatos cumplan con los requisitos, manteniendo los estándares profesionales. No se trata de debilitar al Poder Judicial, sino de fortalecerlo con la participación activa de la ciudadanía.