“Estoy lista, estoy fuerte, está listo el pueblo de México para iniciar la segunda etapa de la 4T de la vida pública de México”. Con esta frase llena de convicción y determinación, Claudia Sheinbaum se pronunció a unas horas de asumir la presidencia, un momento histórico que marcará el inicio de una nueva etapa para el país.
Por primera vez en su historia, quien ha sido una de las principales arquitectas de la Cuarta Transformación.
Su declaración ocurrió durante la Ceremonia de Cierre del proyecto Tren Maya, en lo que fue el último acto público del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
En este evento, no solo se cerró un capítulo monumental en la obra de infraestructura más emblemática del sexenio, sino también se cerró un ciclo político de transformación, del líder incuestionable de este movimiento.
Sheinbaum Pardo no dudó en enmarcar este momento como la conclusión de una “transición histórica”. En sus palabras se percibe la gratitud hacia su predecesor, pero también la seguridad de que ahora es su turno de continuar con un proyecto que ha redefinido el panorama político de México. “He sido testiga de lo hermoso que es ver a un presidente fundirse con su pueblo”, dijo con emoción, refiriéndose a la cercanía que López Obrador logró con la ciudadanía a través de sus políticas de bienestar social.
Este acto de reconocimiento es mucho más que un discurso ceremonial. Se trata de una afirmación del legado que López Obrador deja, y que Claudia Sheinbaum está decidida a proteger y expandir. Desde su fundación, la Cuarta Transformación ha sido un proyecto ambicioso, basado en la premisa de devolver al pueblo mexicano el poder que durante décadas estuvo en manos de una élite política y económica. López Obrador se erigió como el líder indiscutido de esa transformación, pero ahora es Sheinbaum quien tiene la responsabilidad de llevarla a una nueva etapa.
Durante su intervención, la presidenta electa fue enfática al señalar los logros alcanzados bajo el liderazgo de López Obrador, destacando especialmente los programas sociales que han sido la columna vertebral de la administración saliente. “Da orgullo decir que usted está entre los grandes, es el mejor presidente que ha tenido este país”, expresó con sinceridad, en un homenaje que muchos consideran merecido. Y es que, más allá de las críticas, López Obrador se va con un respaldo popular que difícilmente se ha visto en un mandatario saliente. Claudia Sheinbaum, consciente de este respaldo, ha dejado claro que no solo continuará con las políticas del presidente, sino que buscará perfeccionarlas y adaptarlas a los retos que su mandato presentará.
La conexión entre ambos es evidente. Sheinbaum Pardo no ha sido solo una colaboradora cercana de Andrés Manuel López Obrador, sino también una fiel defensora de los principios de la Cuarta Transformación: la austeridad republicana, la lucha contra la corrupción y el combate a la desigualdad.
Para Claudia Sheinbaum, el Tren Maya no es solo una obra de infraestructura. Es un símbolo de la inclusión de los pueblos originarios, de la protección del medio ambiente y de la justicia social, pilares que ella buscará reforzar en su administración. Pero más allá de los proyectos emblemáticos, el verdadero reto será lograr una
cohesión social que continúe con la reducción de las brechas de desigualdad que persisten en el país.
Con su discurso, Sheinbaum Pardo reafirmó su compromiso con la continuidad de los ideales de la Cuarta Transformación, pero también envió un mensaje claro de que su administración buscará escribir su propia historia. La primera presidenta de México no llega para ser una simple continuadora, sino para ser la lideresa que encabece la consolidación de un proyecto que promete cambiar al país desde sus cimientos.
