El diputado del partido izquierdista Sumar y dirigente de los “comunes”, Gerardo Pisarello, no solo asistirá a la ceremonia, sino que defendió la exclusión del rey, señalando que Felipe VI ha actuado con “arrogancia” y “enorme torpeza diplomática”.
Pisarello no está solo en esta postura. Otros representantes de la izquierda, como Jon Iñarritu de Bildu y la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también se suman al respaldo a Sheinbaum, mostrando que la decisión de la presidenta electa no solo está justificada, sino que es celebrada por aquellos que creen en un México soberano y libre de las sombras del pasado colonial.
El trasfondo de esta decisión no es menor. El presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, ya había solicitado formalmente a Felipe VI una disculpa por los abusos cometidos durante la conquista española. En lugar de una respuesta diplomática o respetuosa, la Casa Real optó por el silencio, perpetuando una actitud de desdén hacia los reclamos de justicia histórica. Frente a esa indiferencia, Sheinbaum ha optado por actuar con firmeza, dejando claro que México es un país de mujeres y hombres libres, no súbditos.