MÉXICO- El Jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido claro y contundente en su crítica hacia el expresidente Ernesto Zedillo. No solo las heridas económicas que dejó,
sino también la profunda falta de autoridad moral que exhibe al criticar al actual gobierno, uno que ha sido elegido democráticamente por millones de mexicanos.
El tema del Fobaproa, convertido en deuda pública durante la administración de Zedillo, es un recordatorio constante de las políticas fallidas del pasado. López Obrador, en su conferencia matutina, expuso con cifras irrefutables cómo el rescate financiero que Zedillo prometió costaría 180 mil millones de pesos, ha crecido hasta alcanzar los tres billones.
Aún más impactante es que cada año se destinan 50 mil millones de pesos del presupuesto público para saldar esa deuda, la cual seguirá afectando a generaciones de mexicanos durante los próximos 50 años.
Lo que el actual mandatario, subraya es más que un ajuste de cuentas con el pasado; es un recordatorio de las decisiones erradas que siguen marcando el presente. Zedillo, quien ahora se atreve a criticar una reforma judicial que busca desmantelar el aparato de corrupción que por décadas benefició a las élites, es el mismo que en su momento cerró la Suprema Corte y reorganizó el sistema judicial a su conveniencia.
Nombró a ministros a modo y creó un Consejo de la Judicatura Federal con jueces que respondían a los intereses de los poderosos, no a los del pueblo.