MÉXICO- En su conferencia de “La Mañanera”, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) expuso algo que muchos mexicanos ya intuían: la relación oscura entre ciertos intelectuales y los poderosos del pasado. Esta vez, la revelación fue directa y contundente, al mostrar las peticiones que hizo el historiador Héctor Aguilar Camín al expresidente Carlos Salinas de Gortari para la entrega de millonarios recursos bajo el pretexto de una “investigación”.
Las cifras no son menores: un pago inicial de 250 millones de pesos por un estudio educativo y, posteriormente, una solicitud adicional de 115 millones más por supuestos “costos adicionales”.
Estos números, que hoy parecen exorbitantes, reflejan claramente el tipo de complicidades que florecieron en aquellos años, cuando Salinas consolidaba su poder mientras ciertos intelectuales servían de correa de transmisión entre el gobierno y una élite beneficiada.
El caso de Aguilar Camín es particularmente simbólico. Durante décadas, ha sido un influyente autor y crítico, dueño de una pluma que no ha dudado en arremeter contra López Obrador en múltiples ocasiones.
No obstante, lo que hoy queda expuesto es la enorme distancia entre su discurso “intelectual” y sus acciones como beneficiario de un sistema corrupto. ¿Qué tan legítima es su voz cuando es evidente que, en el pasado, se movió al ritmo de los intereses del poder económico y político?