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21 noviembre, 2024

SEMAR

Campeche

SIMULACRO DE BÚSQUEDA Y RESCATE EN ALTA MAR

AL AÑO REALIZAN ENTRE 12 A 16 OPERATIVOS REALES

CAMPECHE.- El sol apenas despuntaba cuando en la base aeronaval de Campeche comenzaban los preparativos. Era un día importante para los elementos de la Secretaría de Marina (SEMAR), pues iban a realizar una práctica crucial: el simulacro de búsqueda y rescate en alta mar.

La tensión era palpable, pero también lo era la determinación en los rostros de los marinos, quienes sabían que cada minuto contaba cuando la vida de alguien dependía de su habilidad para actuar con rapidez y precisión. Cabe destacar que al año realizan entre 12 a 16 rescates reales. La jornada comenzó con una revisión médica a cada uno de los elementos, un paso necesario para garantizar que estaban en condiciones óptimas.

Los trajes de rescate, los arneses y todo el equipo especializado fueron minuciosamente inspeccionados. Nada podía dejarse al azar. El comandante de la aeronave, un hombre de porte imponente, dio las indicaciones de seguridad. Con voz firme, explicó los procedimientos a seguir en caso de cualquier eventualidad. Cada palabra, cada gesto, demostraban la seriedad con la que se abordaba el entrenamiento.

Con todo en su lugar, los miembros de la SEMAR abordaron la imponente aeronave MI-17 ANX 2204. Su capacidad para 15 personas no solo la hacía ideal para estas maniobras, sino también para misiones reales, donde cada segundo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El despegue fue suave, y desde el aire, la capital campechana parecía pequeña ante la grandeza del mar que se extendía hacia el horizonte.

El destino: la Séptima Región Naval, ubicada en el poblado de Lerma, donde se simularía el rescate de personas en peligro en alta mar. En la base, ya se había recibido el reporte de una supuesta emergencia. Una persona estaba a la deriva en el vasto océano. Inmediatamente, la alerta fue enviada tanto a la zona costera como a la base aeronaval. No había tiempo que perder.

El barco DEFENDER BR-50, ágil y preparado, zarpó desde la zona naval en busca de la víctima. Mientras tanto, la aeronave MI-17 ya sobrevolaba el área, localizando el punto exacto donde la persona en peligro luchaba por sobrevivir.

En una escena que combinaba destreza y valentía, los rescatistas saltaron desde el helicóptero  hacia el agua. Con movimientos calculados, prepararon la camilla y la canasta de rescate, que les permitirían subir a las víctimas a bordo de la aeronave.

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El viento y el agua hacían que cada maniobra fuera un desafío, pero los marinos, entrenados para estas situaciones extremas, no vacilaron ni un instante. Las víctimas, aunque exhaustas, fueron rescatadas con vida. Aquellos que presentaban mayores heridas fueron trasladados rápidamente al DEFENDER BR-50, que los llevó de vuelta a la base naval, donde médicos y ambulancias de la SEMAR ya estaban preparados para brindarles la atención necesaria.

El simulacro terminó con éxito, pero la lección era clara: en el mar, la vida puede depender de la velocidad y la precisión de quienes están dispuestos a arriesgarlo todo. Los elementos de la SEMAR regresaron a tierra firme con la satisfacción de saber que, cuando la realidad lo exija, estarán listos para responder.

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