MÉXICO.- El 2 de junio de 2024 quedará marcado en la historia de México como un día de gloria y orgullo nacional. En una jornada electoral que simbolizó la esencia misma de la democracia, el pueblo de México salió a las urnas en masa, ejerciendo su derecho fundamental a votar y ser votado, en esta ocasión, para elegir a la primera mujer presidenta en los 200 años de la República. ¡Sí, una Presidenta con “A”!, dijo efusiva Claudia Sheinbaum Pardo.
Al recibir su constancia de presidenta electa, recordó que la jornada fue ejemplar: participativa, democrática, pacífica, ordenada y libre. Esa noche, las voces del pueblo resonaron con claridad cuando el Instituto Nacional Electoral, en un acto sin precedentes, anunció los resultados preliminares que luego serían confirmados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Con un 59.76 por ciento de los votos, equivalentes a 35 millones 924 mil 519 sufragios, Claudia Sheinbaum Pardo no solo ganó la presidencia, sino que arrasó, superando por 32 puntos a su competidor más cercano. ¡Un hecho sin parangón en nuestra historia! Enfatizó que los magistrados del Tribunal actuaron con el más alto respeto a la voluntad popular, validando por unanimidad esta elección histórica. Hoy, más que nunca, el pueblo mexicano puede sentirse orgulloso de su conciencia cívica, de su vocación democrática y de su sentido republicano. Este es el reconocimientode un país que ha decidido seguir adelante, avanzando con la Cuarta Transformación que inició en 2018.
Pero este triunfo no es solo de Claudia Sheinbaum. Es un triunfo de todas las mujeres de México, de aquellas visibles y de las millones de heroínas invisibles que, generación tras generación, han luchado por un lugar en la historia. Con la fuerza de nuestras ancestras, abuelas, madres, hijas y nietas, hoy llegamos todas a la presidencia.
La elección del 2 de junio fue más que una victoria electoral; fue un mandato claro del pueblo mexicano para continuar construyendo un México libre, democrático, justo y en paz. Un país donde los derechos no son privilegios, sino garantías para todas y todos, desde la cuna hasta la tumba. Un país que rechaza la corrupción, el influyentismo y los privilegios, y que demanda un gobierno honesto, con amor a la patria y al pueblo de México.
L a p r o m e s a d e C l a u d i a Sheinbaum es inequívoca: gobernará con honestidad, responsabilidad y respeto a la independencia de los poderes, para todos los mexicanos. ¡El futuro de México es promisorio! Con un pueblo tan extraordinario, único y maravilloso, no hay nada que temer.
La Cuarta Transformación sigue adelante, y con ella, el sueño de un México más justo, igualitario y próspero. ¡Que viva México y que viva su Presidenta!
