- ADIÓS, MÚSCULO Y ¿DEFENSA?
- “PRECISIONES” DE LENIA BATRES
- DESASEO EN CASO ZALDÍVAR
La gira obradorista del adiós tiene una explícita motivación personal: Andrés Manuel López Obrador desea visitar los estados de la República para despedirse de sus seguidores en preparación de la salida del escenario político nacional en el que ha tenido una vigorosa presencia durante varias décadas.
Rotunda e inequívoca sería esa desaparición del foro, asegura el tabasqueño, aunque persisten las dudas y especulaciones respecto a tal mutis, alimentadas estas incluso por el hecho de realizar tal gira de despedida enseguida de la jornada electoral de junio, cuando lo natural sería ceder la centralidad política a la sucesora que, en el caso altamente probable de ser Claudia Sheinbaum, merecería escenarios despejados para consolidar su ascenso al máximo poder.
En 2018, Enrique Peña Nieto cedió casi de inmediato a López Obrador no solo los reflectores sino el manejo adelantado de temas y la preparación desahogada de su llegada al poder. Dos días después de las históricas elecciones, el priista mexiquense recibió a AMLO en Palacio Nacional y a partir de entonces se hizo a un lado, en un lance que en el contexto de abatimiento político de Peña pareció una urgencia por abandonar el ejercicio del poder, ansioso de botar el cargo que le era quemante; aunque luego tan sedosa transición y la virtual abdicación peñista de los últimos meses pareció embonar en el marco de acuerdos beneficiosos para ambas partes.
La demostración de poder que hará López Obrador en la mencionada gira podría tener especial sentido, desde otro enfoque, en caso de que la muy despechada oposición pretenda impugnar y desconocer los resultados electorales en caso de confirmarse la ventaja de Sheinbaum. AMLO estaría echando mano del recurso de la movilización masiva para defender y consolidar el triunfo claudista, si persistieran los planes obstructores de los opositores.
Sin mencionar el nombre de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, la ministra Lenia Batres Guadarrama hizo ayer “precisiones” que constituyen una crítica y una descalificación de prácticas aplicadas al caso del ministro en retiro y expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Batres adelantó en un texto difundido en redes sociales que no podría dar declaraciones periodísticas al respecto, pues la eventual resolución del Consejo de la Judicatura Federal (presidido por la ministra Norma Piña) podría ser revisada por la Corte (presidida por la Norma Piña), pero adelantó que la filtración de la denuncia anónima contra Zaldívar y parte de su equipo, y del correspondiente acuerdo de inicio de investigación, es “un elemento desafortunado” e “ilegal” que “pone en riesgo las formalidades esenciales de un procedimiento justo y contraviene la práctica general de la SCJN”.
Hace Batres otras consideraciones relacionadas con lo político y lo electoral, pues señala que “la Suprema Corte no debe servir a intereses facciosos de ninguna clase, ni someterse a la sospecha de que participa a favor de alguna campaña electoral”. El presidente de la República ha hecho expresiones de solidaridad con el citado ministro Zaldívar, al igual que Claudia Sheinbaum, la candidata morenista a la sucesión.
En este lance, la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, se juega una porción importante de la gobernabilidad interna de ese poder, en una clara apuesta a favor de los grupos dominantes de la estructura judicial federal, que se sienten amenazados por la propuesta 4T de reforma judicial y están optando por la búsqueda de desgastar o eliminar el papel del ministro Zaldívar, a quien consideran desertor y acomodaticio.
Y, mientras el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, un junior empresarial al servicio de planes de desestabilización generados en su natal Estados Unidos, sigue produciendo disparates (comer ceviche o tacos con López Obrador; diplomáticos mexicanos agrediendo a policías invasores de embajada), ¡hasta mañana!